Repensando las materias instrumentales

En las evaluaciones es típico ver como la cantidad de materias instrumentales suspendidas (catalán, castellano y matemáticas en Cataluña), deciden qué alumnos pasan de curso y qué alumnos repiten. El caso es que se puede pasar de curso con dos asignaturas suspendidas siempre y cuando no sean simultáneamente dos de estas tres.

Me parece irónico que estas materias tengan más valor que las otras y que les llamemos instrumentales, como si los ciudadanos las necesitaran para su día a día.

Y ya entiendo lo que quieren decir, porque está claro para que alguien quiera tener un control de sus finanzas necesita las matemáticas. Pero los instrumentos que se aprenden en matemáticas no los usamos los mortales. Nadie usa en su día a día el mínimo común múltiplo o la fórmula de las ecuaciones de segundo grado. Sin embargo, todo el mundo deberá tener claras algunas cosas de sus finanzas para poder tener una vida más o menos tranquila a nivel económico.

De modo parecido, está claro que los idiomas son instrumentales, aunque también hay cosas accesorias en estas materias. Sin embargo, todo el mundo va a interactuar con otras personas, va a tener conflictos que deberá resolver y va a tener que superar frustraciones y mostrar cierta autodisciplina para conseguir sus objetivos, pero a nadie del Departamento de Educación se le ha ocurrido utilizar algunas horas de las materias vigentes para darle la importancia de asignatura a las habilidades sociales. Se empiezan a intuir cambios y nos dicen que son competencias transversales que cada uno tiene que trabajar mientras explica ecuaciones de segundo grado, las rocas sedimentarias o literatura española.

Es decir que tener una idea de las finanzas personales o de habilidades sociales no se considera intrumental, ni siquiera una materia. Algunas disciplinas sí tienen el privilegio de ser materias, pero no son instrumentales. En concreto me rechinan esas que nos permiten expresarnos artísticamente o con el cuerpo, fuente de liberación personal, y a su vez también muy apartadas del centro de importancia.

Por último, esas que nos permiten entender el mundo que nos rodea, como ciencias sociales e historia y ciencias naturales, o la propia tecnología que nos permite entender cuál es el proceso que mueve una parte del mundo, también me sorprende que sean infravaloradas.

Sinceramente pienso que repetir curso no es un buen recurso y representa un fracaso del claustro, aunque en algunas situaciones no veo mejores opciones. Sin embargo, valorar más unas materias que otras para tomar estas decisiones me resulta, cuanto menos, inquietante.

Y siendo un poco más radical, creo que deberíamos reformular la enseñanza por materias, mezclarlas y asemejarlas a la vida y a las necesidades de los ciudanos y de la sociedad, generando un currículo más centrado en eso que pueden necesitar las personas en formación para erigirse como personas equilibradas, respetuosas y capaces de generarse objetivos y poder ir por ellos.

Así que algún día, escribiré un post con una aproximación del currículo que creo que serviría para formar a este tipos de personas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *